Leak: Archivo oculto del Ministerio del Interior. Investigación: La Mafia Azerí Interrogado: Ricardo "el Gordo" Gorosito Influencia: Chofer de confianza del líder.
- No vamos a negar la destreza que tienes al volante, ¿pero sabes que probablemente seas condenado como co-autor de todos estos delitos si no hablas? Homicidio culposo en primer y segundo grado, privación de libertad, acoso, daños agravados contra la propiedad privada, entre otros... - Sí, pero a diferencia de ustedes yo no he perdido mis valores. Soy fiel a mi patrón y no revelaré su ubicación. -Con tu teléfono en nuestro poder ya podemos rastrear de dónde vienen sus mensajes. Si pedimos información es por hacerte un favor. Sabemos que solo necesitabas dinero para mantener a tus seis hijos. - ¿Crees que alguien como él usaría comunicación directa con sus lacayos? Fui un hombre de confianza, pero él está siempre un paso adelante de todos ustedes. Ambos sabíamos que era presa fácil. -¿Por qué trabajabas para él? ¿Por qué lo quieres tanto? - Porque la sociedad no me ha dado nada. Cuando mis servicios funcionan, soy una figura invisible. Cuando algo es un poco diferente, la gente te juzga. La gente conduce muy mal, poli, pero el que conduce bien es demasiado osado y lo tachan; en especial si es taxista o chofer de ómnibus. Pero ese día todo cambió... Se le salió la cadena a una bicicleta en pleno 18 de Julio y Yí, imagina. Calculaba 20 segundos para que cambie la luz a amarilla y se me abría un pequeño espacio para adelantarme. Mentiría si digo que pasé a más de 20 centímetros del ciclista. Él desesperado golpeó el coche, pero no tenía tiempo para lidiar con pobres diablos; la jornada laboral es muy dura, ¿sabes? y trabajar con gente también. Me alcanza solo con tener a los energúmenos de adentro como sardinas en lata... -Continúa. -Los astros se alinearon por alguna razón, aunque siempre quise pensar que buscaba talentos y me encontró. Él tuvo que mover un maletín con un millón de dólares y su estrategia fue brillante: confundir a los enemigos con autos de vidrio polarizado saliendo del banco en diferentes direcciones para, disfrazado, moverse en ómnibus. -se ríe- Tal vez no suene tan brillante pero para mí era como una película de James Bond. El jefe al ver mi maniobra no dudó en reconocer mis habilidades en lugar de juzgar mi osadía. Él sabía que yo estaba seguro que no mataría a nadie con ese movimiento y que actué rápido y efectivo y por eso me preguntó cuánto ganaba y si no quería una oportunidad mejor. Me hizo tanto bien eso que no lo pensé dos veces. Te quiero hábil, no cagón, me dijo.
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